Colibríes

Texto y fotografía: Dr. Fernando Donoso Uribe

10 diciembre, 2020

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Durante toda mi infancia viví en un pueblo de una zona rural, alejado de las ciudades ruidosas y densamente habitadas. Mis hermanos, amigos y yo teníamos el campo en nuestras manos, disfrutábamos del aire puro, vegetación y bosques intactos, ríos de agua cristalina que atravesábamos en ocasiones a caballo, y teníamos al alcance de nuestra vista una enorme variedad de insectos, aves, ranas y animales domésticos. Sin embargo, no había yo prestado la suficiente atención a la increíble variedad de especies de aves que nos rodean, incluso estando en un jardín de ciudades grandes como Quito, o en los valles que lo circundan.

Si presta atención, en pocos minutos se dará cuenta que desde su casa o, de paseo en un parque cercano, en la playa, en la selva, el páramo, o el bosque, podrá ser testigo de la presencia de tórtolas, palomas, gaviotas, carpinteros, fragatas, loros, pericos, cóndores mirlos, jilgueros, golondrinas, güirachuros, petirrojos, gorriones, kilikos y, por supuesto, de colibríes o quindes, aves que conviven con nosotros, y que para la mayoría pasan desapercibidos.

Pues bien, incursionando yo en el pasatiempo de la fotografía, y luego de disfrutar de hermosas tomas de nevados como el Antisana, lagunas como Mogote, páramos, ríos, playas y otros paaisajes, quedé extasiado al ver una fotografía, tomada con un teléfono celular, de un maravilloso ejemplar macho de colaespátula zamarrito, una especie de colibrí común en ciertas regiones de nuestro país, de cuya presencia no me había percatado nunca antes.

Quise pues, profundizar un poco en el conocimiento de estas criaturas tan fascinantes y espectaculares, y es así como pronto tuve entre mis manos libros maravillosos de autores como Dr. Fernando Ortiz Crespo, Robert S. Ridgely, Paul J. Greenfield, Murray Cooper, Michael Fogden, Crawford Greenewalt, John Gould y HC Richter, así como páginas del internet con guías extensas y muy completas para la búsqueda y observación de aves en todo el Ecuador que han ido incrementando mi pasión y fascinación por estos seres diminutos y frágiles, pero a la vez poseedores de una fortaleza, belleza y colorido inigualables, con una habilidad de vuelo y desplazamiento asombrosos, que solamente pueden ser obra de Dios.

Me dediqué entonces a enfilar hacia ellos mis discretos dotes de fotógrafo aficionado, en el ánimo de tener imágenes de colibríes que nunca antes había visto.

Poco a poco me fui percatando de las dificultades que esto planteaba, entre otras: escasez de miembros de algunas especies (v.gr. zamarrito pechinegro), áreas de distribución muy limitadas, lejanas y de difícil acceso.

Combinando con mi práctica diaria de la pediatría, y luego de casi ocho años de salidas, paseos y recorridos por parajes lejanos del ruido y la contaminación, con la compañía y el apoyo de mi esposa y mis hijos, he conseguido una colección fotográfica de 81 especies.

En el Ecuador se conoce que habitan alrededor de 130 especies, lo que representa el 40% de las 328 especies reconocidas en la actualidad, y que se distribuyen en todo el continente americano, desde Alaska hasta la Patagonia, incluyendo las islas del Caribe. Los colibríes son aves cuyo diseño morfológico muestra su capacidad de adaptación al medio y sus fuentes alimenticias.

Son de tamaño relativamente pequeño, llegando a medir entre 5 cm (estrellitas) y 20 cm (colibrí gigante) y su peso puede variar entre tan poco como 2 gramos (el peso de 4 tabletas) y 20 gramos.

Se alimentan principalmente del néctar de las flores, lo que representa el 75 u 80% de la dieta de los colibríes. Pero los pequeños insectos y arañitas son parte fundamental de su dieta, como fuente de proteínas.

Los colibríes son los únicos vertebrados voladores que pueden mantenerse en el aire en el mismo sitio, o desplazarse en cualquier sentido, incluso en reversa. Para esto describen con sus alas, durante el vuelo (revoloteo), un movimiento en forma de ocho acostado. Esto lo hacen a una frecuencia que varía entre los 30 y 100 ciclos por segundo .

Una vez que usted consigue enfocarlo con su cámara, muchas veces verá escaparse la tan deseada fotografía, ya que antes de que pueda accionar su dedo, su colibrí habrá desaparecido.

Disfrute de estas imágenes, que estoy seguro despertarán su interés, y ojalá en un futuro cercano seamos muchos los que podamos aportar, con nuestro esfuerzo, para la conservación de los hábitats de nuestros colibríes, hoy tan amenazados por la explotación de los bosques, la agricultura, la ganadería, la minería y el crecimiento desmedido de la mal llamada civilización.

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