Como buena lectora, me gusta citar a personas que considero que aportan a la humanidad, uno de mis favoritos es el doctor Mario Alonso Puig, cirujano, conferencista y escritor español que se ha enfocado a explicar cómo nuestra vida metafísica afecta a nuestra vida física.
Él dice:
“El primer paso que debemos dar para poder superarnos es creer que los recursos que necesitamos aparecerán cuando empecemos a caminar”
Si bien no conozco si el Dr. Puig estudió kabbalah, esta es una de las enseñanzas de esta antigua y maravillosa sabiduría. Quienes somos como personas en el proceso entre semilla y fruto es lo que determina la calidad del fruto, es decir si el resultado o lo que llamamos nuestra vivencia será dulce o amarga se determina por cómo manejamos nuestra mente y nuestras emociones dentro del tiempo entre causa y efecto. Dicho de otra manera, entre que tengo una idea y logro materializarla.
La kabbalah explica que toda intención, pensamiento, emoción, palabra y acción activa la ley de causa y efecto en el universo, siendo la intención el disparador más potente de estas cinco.
Cuando recibimos inspiración a través de una idea para crear algo nuevo en nuestras vidas, el siguiente paso es que la mente racional se apropia de esa idea y empieza a generar un marco estructural para darle forma, el problema es que en esa construcción de la estructura también aparecen los obstáculos que enfrentaremos, aquellas cosas de las que carecemos para lograrlo, y un sinfín de buenas razones por las cuales nuestra idea parece irrealizable.
Tan es así que todo el proceso entre semilla y fruto, es decir el tiempo que lleva en materializarse nuestra idea, se convierte en un tiempo de destrucción de la idea en lugar de su materialización. Muchas veces ese tiempo se convierte en una pesadilla de miedo e incertidumbre.
Por ejemplo: si tenemos una idea y mientras planificamos y empezamos a ejecutar nos llenamos de dudas, de temores o de frustración en el proceso lo que estamos haciendo es contaminar la idea (semilla), restarle fuerza y poder a nuestra idea en lugar de darle fuerza para que pueda convertirse en realidad.
Por esta razón la frase del Dr. Puig ratifica la enseñanza de nuestros antiguos sabios de la kabbalah: durante el proceso debemos confiar en que todo lo que necesitamos para materializar nuestra idea irá apareciendo a medida que avanzamos en la aparente incertidumbre, si nos mantenemos serenos y equilibrados mentalmente y emocionalmente esto ayudará a que podamos atravesar el tiempo que existe entre una semilla (idea) y un fruto (materialización de una idea) de manera productiva, agregando valor y fuerza a lo que estamos creando.
Así que la próxima vez que te encuentres auto saboteando tu idea con dudas y miedos, recuerda la frase del Dr Puig:
“El primer paso que debemos dar para poder superarnos es creer que los recursos que necesitamos aparecerán cuando empecemos a caminar”.
No creas nada de lo que leíste, por favor pruébalo.
Hasta la próxima, disfruta del proceso, ¡confía!
Patricia Jurado U.
Directora de Fundación Kabbalah Ecuador
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