Todos hemos sido víctimas, creadores o transmisores de un chisme alguna vez, parece algo relativamente menor, pero los sabios de la Kabbalah nos dicen que no hay acción sin consecuencia, incluso lo que pensamos termina manifestándose en nuestra vida de una manera u otra.
Pero volvamos al chisme, nuestro tema de hoy. El chisme es una acción negativa que ejerce su influencia en varias direcciones, perjudica a quien es objeto del chisme, perjudica a quien transmite el chisme y a quien escucha el chisme también. Esto puede sonar un poco exagerado, pero no lo es porque la programación neurolingüística explica que nuestra realidad se construye en base a palabras, esto ya lo explicó la kabbalah hace miles de años.
Cuando escuchamos un chisme, esas palabras modifican el concepto que tenemos de esa persona y ese concepto hace que creemos un juicio que a su vez produce cambios en nuestras acciones. No tenemos porqué ser el receptor de energía negativa, un chisme siempre es energía negativa porque viene cargado de juicio, muchas veces envidia y odio.
Hemos naturalizado una de las acciones espirituales más dañinas para nuestra vida y para la vida en sociedad, permitiendo que permee en todos los niveles sin poder ver con los ojos de nuestro cuerpo todo el daño que nos hace.
Pero ¿qué hacemos si tenemos el mérito de no ser el que crea o transmite el chisme pero estamos rodeados de chismosos? La kabbalah explica que una de las formas más importantes que tenemos de cuidar nuestra vida es cuidar las personas de las que nos rodeamos, si podemos evitar estar con esas personas, evitémoslo por nuestro propio bien; y si no podemos evitar su presencia, al menos intentemos desviar el tema para no acrecentar la energía de esas palabras negativas en el ambiente y en nuestra propia mente.
Dice la kabbalah que quien crea chismes o quien los transfiere acabará solo y aislado de su entorno, puesto que, cuando dañamos el nombre de una persona, ese hecho es muy difícil de enmendar y se vuelve como un boomerang en contra de quien lo inició. Todos conocemos una persona chismosa que terminó sola dentro de su propio laberinto de enredos y caos.
Te invito a que hagas la prueba, cuando no le des energía al chisme, las personas que son adictas a él se alejarán paulatinamente de ti sin que tengas que hacer nada para ello, tu vida se volverá más ligera y más amorosa pues todos tenemos algo bueno y algo reprochable, pero el universo se encarga de poner todo en su lugar sin necesidad de que intervengamos en esta acción tan deplorable.
Reconoce cuando estés tentado a participar y aléjate de eso, contribuye para tener un entorno más sano.
Patricia Jurado U.
Directora de Fundación Kabbalah Ecuador
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