En el viaje espiritual al que llamamos vida existen momentos en los cuales parecería que los amigos cobran mayor importancia o menor importancia, nuestros sabios de la kabbalah hace miles de años ya nos enseñaron lo que hoy corroboran varios expertos en el tema de neurociencia y relaciones “somos el promedio de las 5 personas con las que más estamos” Jim Rohn (1930 – 2009 Estados Unidos).
Cuando menos lo pensamos, sin darnos cuenta adoptamos su léxico, adoptamos sus aficiones, integramos sus acciones a nuestra vida, incluso perdiendo nuestra capacidad de discernimiento de si esas acciones son buenas para nuestra salud física, emocional o espiritual, simplemente empezamos a mimetizarnos con nuestro entorno, tal como lo hace el camaleón cuando está en peligro frente a un depredador.
Precisamente creo que esa es la causa subyacente en esta mimetización que sufrimos con nuestro entorno, el temor a ser depredados por el sistema, el temor a no ser parte, el temor que sentimos a no ser aceptados o vistos como alguien extraño. Es decir, reaccionamos con nuestro cerebro límbico (animal) para tomar decisiones acerca de nuestro entorno, dejamos de lado nuestra parte racional que nos alerta de que quizás esos “amigos” son perjudiciales para vivir de una manera plena, entendiéndose por manera plena de vivir una forma en la cual podamos expresar nuestro valores sin temor, una forma en la cual podamos cultivar o al menos mantener nuestra salud física, emocional, mental y espiritual; es decir, un lugar adecuado para nuestro desarrollo como seres humanos.
Esto puede ser más comprensible en la adolescencia cuando nuestra personalidad y autoestima está en plena construcción, pero sin duda hay muchas personas que se quedan prendidos de esta necesidad de aceptación de su entorno, no importa la edad que tengan, como una forma, por supuesto, falsa de nutrir su propia aceptación y amor propio. Incluso en la adolescencia nuestra tarea como padres es hacerles notar a nuestros hijos que está bien ser parte de un entorno, pero que siempre debemos respetar nuestra esencia y nuestros valores, que estos no tienen precio y que el hecho de que los escondamos o los anulemos por pertenecer a un grupo u otro solo nos traerá caos, dolor y sufrimiento en el mediano y largo plazo. Permitir como padres que nuestros hijos vayan desarrollando la intuición y su capacidad de discernir quiénes aportan a su desarrollo personal y quiénes no, es una parte vital para su vida como un adulto pleno y feliz.
Pero volvamos al rol de los amigos en el camino espiritual, el Zohar uno de los textos esenciales de la kabbalah, nos dice que es suficiente con tener un solo amigo de verdad en la vida, que si tenemos uno solo, tenemos un tesoro y pone el ejemplo de amigos espirituales que incluso estuvieron dispuestos a dar la vida misma en pro de esa amistad. Evidentemente, los tiempos han cambiado y hoy por hoy afortunadamente nuestra cultura ya no requiere de estas muestras de amistad, ahora las pruebas son más sencillas.
¿Cómo podemos saber quienes son amigos de verdad?
Por ejemplo:
Cuando por cualquier razón puede ocupar un cargo o un lugar que te corresponde y que está en riesgo por circunstancias que les afectan a ambos, ¿intenta tomar tu lugar desplazándote sin importar cómo te sientes? o la segunda opción es: ¿te acompaña y te apoya sin pensar ni siquiera en ser tu reemplazo?
“Obviamente, quien ni siquiera piensa en tomar tu lugar es tu amigo verdadero y quien espera que caigas para tomar tu lugar no lo es, es así de simple”.
Todos vivimos rodeados de aparentes amigos y las pruebas y momentos oscuros que atravesamos nos sirven mucho para ir filtrándolos. No tengas temor de terminar con una amistad del tipo que puse como ejemplo en el párrafo anterior. La mayoría de nosotros por miedo, por pena, por intereses o por prudencia pasamos por alto muchos avisos de alerta que nos dicen que una persona no es realmente nuestra amiga, es parte del proceso de despertar de todos nosotros.
Cuando te encuentres con personas que no son tus amigas de verdad, es prudente y hasta recomendable —de acuerdo a la kabbalah— tomar un paso al costado y gradualmente alejarte de esas personas, porque usualmente nos están drenando hasta espiritualmente, su ojo inquisidor, su ojo de envidia, su ojo de permanente comparación no te aportan nada bueno a tu vida. Próximamente escribiré un artículo sobre el problema de tener personas que nos miran con ojos malvados.
Si hace falta incluso puedes decirle “esta amistad se terminó” sabiendo siempre que cuando son personas emocionalmente indispuestas tomarán el papel de víctima; sin embargo, bien vale la pena esta incomodidad, es mucho mejor esto que tener a personas que están esperando y contribuyendo a tu caída para sacarle provecho.
Algunas señales de alarma:
- Cuando consigues tus objetivos, sientes que se alegra pero que su alegría es falsa.
- Cuestiona todo lo que propones sin aportar soluciones.
- Se siente menos que tú aún cuando eres muy condescendiente con él o ella.
- Cuando te equivocas, en lugar de apoyarte te critica de manera hiriente y destructiva.
- Sabes que habla mal de ti a tus espaldas.
Recuerda siempre que ser espiritual es en primera instancia amarte y cuidarte, porque sólo amándote y cuidándote a ti mismo tendrás la energía suficiente para compartir de manera auténtica y genuina con las personas que te rodean, solo así tendrás la fuerza para vivir una amistad verdadera que también conlleva sus propios retos como la honestidad absoluta, como la compañía incondicional, como el no juzgar, todos grandes retos para cualquier ser humano.
En el camino de la vida te encontrarás también con compañeros de viaje, personas que son increíbles para compartir una fiesta, una conversación, un paseo, pero que sabes que no son tus amigos espirituales; sin embargo, existe una relación de respeto y afecto mutuo que puede traernos satisfacción, la clave para mí está en estos casos en tener claro eso, que no son tus amigos espirituales, de tal forma que no esperas nada más que lo que mencioné anteriormente.
Disfruta de todas las personas que la vida te acerque, míralas siempre como una posibilidad de transformación de tus aspectos internos, utiliza tu discernimiento (gvura del árbol de la vida) para saber hasta dónde llegar con cada uno, da lo mejor de ti porque finalmente somos agricultores espirituales, cosechamos lo que sembramos, si tu entorno en general te ve como una buena persona, vas por buen camino.
Recuerda que tener un amigo de verdad incluye ser quien eres en constante evolución.
Te quiero construyendo amistades verdaderas, hasta el próximo lunes.
Patricia Jurado U.
Patricia es directora–fundadora de “Fundación Kabbalah Ecuador” e instructora. Desde sus plataformas comparte esta sabiduría, es pionera en la difusión del método de Kabbalah de Casa y la plataforma Ingenieria para el alma para Latinoamérica y Miami. Escribió 7 Principios Kabbalistas para educar a nuestros hijos, su podcast “Kabbalah es simple” tiene un gran público alrededor del mundo.
Síguela en: www.vivirkabbalah.com Instagram: @patriciajuradou, Google Podcast: Kabbalah es simple.
Se formó como conferencista con Ismael Cala en Miami.