Tenemos la creencia de que ser libre significa decidir en qué trabajamos, qué estudiamos, con quién nos casamos o cuántos hijos tenemos; pero, en realidad todas estas decisiones provienen de nuestro sistema de creencias, educación y experiencias pasadas.
La kabbalah explica que dentro de cada ser humano habitan dos conciencias: una conciencia proactiva asociada al alma y una reactiva asociada a nuestra inclinación al mal. La primera nos lleva hacia una verdadera libertad y plenitud y la segunda nos hace vivir en la ilusión de una falsa libertad creando una insatisfacción que no entendemos.
Vamos a aprender a reconocerlas:
Cuando basamos nuestras decisiones en las experiencias que tuvimos en las relaciones con nuestros padres dejamos de construir nuestras propias decisiones; es decir, vivimos basados en decisiones condicionadas a estas experiencias. Por ejemplo, si venimos de un padre impuntual existen dos posibilidades: ser impuntual también o ser extremadamente puntual, ambas respuestas son respuestas reactivas condicionadas por nuestra inclinación al mal que nos quitan la libertad y no nos dan satisfacción duradera.
¿Cuál seria una respuesta proactiva? ¿Cuál sería la respuesta del alma que nos dé auténtica libertad? Ninguna de las dos que mencioné, la respuesta del alma sería la que somos capaces de realizar sin ninguna asociación con el trauma o el dolor que la experiencia del padre impuntual dejó.
Dicho de otra manera, seríamos puntuales en todas las ocasiones que podamos, lo haríamos con intención, pero sin sobre exigencia.
Toda sobre exigencia de una virtud puede ser una respuesta condicionada por nuestro sistema de creencias asociado a nuestra inclinación al mal y en lugar de darnos satisfacción puede producir malestar.
La kabbalah enseña que el ser humano está en este plano material para “ser feliz” y eso requiere que nos conozcamos, que revisemos nuestra vida con gratitud, que honremos a nuestros padres y nuestras experiencias tal y como fueron y que seamos capaces de pensar fuera de la caja y construirnos como seres autónomos y verdaderamente libres.
La próxima vez que te encuentres respondiendo a la vida pregúntate de dónde viene esa respuesta ¿de tu alma o de la caja del pasado?
¡Que seas cada vez más libre!
Patricia Jurado
Directora de Fundación Kabbalah Ecuador
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