La libertad es mucho más que poder ser y hacer lo que te place, nadie puede sentirse completamente libre si existen personas que están observándolo permanentemente y juzgándolo de manera negativa, muchas veces estas personas son incluso parte de nuestra familia.
Muchos somos conscientes de que estamos siendo observados en la mayoría de ocasiones y usamos protecciones de todo tipo frente a eso, una de ellas –para mí, la más transformadora– es nuestra capacidad de elegir mejor de quiénes nos rodeamos.
Nuestros sabios de la kabbalah nos enseñaron hace miles de años el poder que ejercen sobre nosotros las personas que nos rodean, esto ahora lo confirman las estadísticas de comportamiento humano que nos dicen que somos el promedio de las cinco personas con las que más tiempo compartimos.
Hoy quiero compartirte una forma muy poderosa de liberarte de estas personas; empieza a bendecirlas, empieza a desearles el bien, que todo les vaya de lo mejor, si, así cómo lo estás leyendo, la mejor forma de que dejen de observarte, envidiarte, juzgarte, es que les vaya bien en sus vidas. Las personas que juzgan mal otros, que hablan mal de otros, son personas profundamente lastimadas que no han superado su dolor, no los estoy justificando porque es nuestra responsabilidad como adultos trabajar en nuestras heridas, en nuestros valores, en nuestros dones para siempre transmitirlos al mundo con equilibrio.
Esto no se trata de quiénes te juzgan, se trata de ti, libérate deseándoles lo mejor, una persona feliz y completa no envidia ni tiene interés en mirar lo ajeno, por esta razón si tienes gente que sabes que te observa, te juzga o te envidia, alejate, relájate y deséales lo mejor, bendícelas, reza por ellas porque cuando sientan que tienen lo que desean en sus vidas, se olvidarán de ti.
Nada te protege y te libera más que su felicidad.
Si yo pude hacerlo, tú también puedes.
¡No me creas, pruébalo!
Patricia Jurado U.
