Muchos hemos oído incansablemente esta frase en redes sociales, pero hoy quiero invitarte a un entendimiento profundo, un entendimiento kabbalista. Recordemos que la kabbalah es el nivel revelado de lo que está oculto de la sabiduría milenaria hebrea.
Si te hago la pregunta ¿qué desea tu corazón? Me dirás, como todos, desea paz, desea amor, desea alegría, desea … Eso no es algo nuevo, cuando haces esta pregunta alrededor del mundo, los 7.000 millones de habitantes responden lo mismo, no importa su condición socioeconómica, su religión, su raza, su edad, su nivel de educación, aparentemente todos deseamos lo mismo, y si existe esta promesa universal de que se nos dará lo que desea nuestro corazón ¿por qué entonces la inmensa mayoría de las personas viven en caos, dolor o sufrimiento? ¿Es una mentira que se nos dará lo que desea nuestro corazón?
La respuesta es no, no es una mentira, es una verdad universal, pero lo que está oculto que nadie nos ha dicho es que se nos dará lo que desea nuestro corazón para los demás, esta pequeña palabra añadida cambia por completo el escenario, acercándose más a la realidad del caos que vemos en el mundo.
Si nuestro corazón envidia y desea el mal para otros, si nuestro corazón desea que el otro viva en caos, si nuestro corazón desea que no sean felices, si nuestro corazón desea que no sean prósperos, el universo responde: no hay problema, aquí va porque todo empieza y termina en ti.
¿Ahora puedes entender por qué estás viviendo lo que desea tu corazón?
La kabbalah nos enseña que el corazón es el CLI (vasija /herramienta) que guarda nuestras intenciones (vasija) y que hace que nos movamos por la vida creando nuestra realidad (herramienta) de tal manera que lo que vivimos es una proyección exacta de la pureza de nuestro corazón.
¿Cómo cultivamos un corazón puro para vivir mejor? Lo primero, reconociendo (conocer de nuevo) quiénes somos como creación, reconociendo que somos la causa de todo lo que experimentamos y sobre todo “cambiando” nuestro dese. Cuando deseo paz, cuando deseo alegría, cuando deseo prosperidad tengo que desearlo para mí y para todos en mi corazón, más allá de todas las buenas razones que nos da el ego para no hacerlo.
¿Quieres vivir mejor? ¡Limpia tu corazón!
Somete este concepto a la prueba de la experiencia propia.
Hasta el próximo lunes.
Patricia Jurado U.
Directora de Fundación Kabbalah Ecuador
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