¿Cuántas veces te has hecho esta pregunta? Yo me la hice muchas veces, y muchas veces tuve que recibir como respuestas la decepción de que no tenía lo que yo necesitaba.
La frustración de una inmensa mayoría de personas proviene de la búsqueda incansable y constante de satisfacción que provenga del otro, y sí, por supuesto que una buena relación de pareja produce mucha satisfacción, una buena relación con los hijos es magia pura, una buena relación con los padres y hermanos ayuda a mantener nuestro bienestar.
Esta búsqueda de la persona que tiene lo que yo necesito es parte del camino de autoconocimiento que todo ser humano como tú o como yo debe transitar, es decir no conozco a nadie que esté exento de esta búsqueda, porque aquello que buscamos en otros es finalmente una búsqueda de nosotros mismos a través de los ojos de los demás.
El problema ocurre cuando nos quedamos atrapados en una trampa en la que este recorrido no nos conduce de retorno hacia nosotros mismos, cuando por alguna razón que puede ser que transitar por el camino conocido es más “fácil” no nos permite que hagamos una búsqueda más profunda y con resultados más dulces.
Y sobre todo cuando cada vez que nos percatamos que esa nueva pareja, ese hijo, esa madre, ese padre, ese amigo, ese amante no tiene lo que necesitamos vamos perdiendo más la alegría por la vida, la confianza, la paz y sintiéndonos pequeños, reduciendo de esta forma nuestra verdadera fuerza que proviene de la humildad para recibir lo que nos toque experimentar.
Si te sientes frustrado, enojado, resentido, angustiado por que no encuentras la persona que tiene lo que necesitas te sugiero lo siguiente:
- Pausa el ritmo frenético de tu vida y busca una herramienta que te sirva para conocerte, yo te recomiendo la kabbalah pero puede ser terapia psicológica o cualquier camino que sientas que es para ti.
- Tomate tu tiempo para trabajar cada emoción que tengas como resultado de las decepciones.
- Deja ir aquello que te duele y confía en ti y en que este trabajo personal responsable traerá a tu vida un fruto dulce.
Recuerda esta simple pero poderosa frase de nuestros sabios de la kabbalah:
Un fruto nunca cae lejos del árbol
En este caso quiere decir que lo que buscas en otros está dentro de ti, pero la única forma de verlo es reconocerte como un ser valioso, que ya recibió de la vida todo lo que necesita para transitar con bienestar y que el deseo de buscar algo en los demás no es realmente un deseo de recibir algo que no tengas porque como nos explica la kabbalah ya tenemos todo, sino más bien de compartir nuestros regalos, nuestra luz personal con otro ser humano.
Te recomiendo mucho el cuento terapéutico Dónde están mis monedas de Joan Garriga, un cuento cortito que me ayudó mucho a tomar consciencia de mis regalos y reconectar con mi valor propio y mi paz interior.
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¡Te abrazo muy amorosamente!
Patricia Jurado U.
Patricia es directora–fundadora de “Fundación Kabbalah Ecuador” e instructora. Desde sus plataformas comparte esta sabiduría, es pionera en la difusión del método de Kabbalah de Casa y la plataforma Ingenieria para el alma para Latinoamérica y Miami.
Escribió 7 Principios Kabbalistas para educar a nuestros hijos, su podcast “Kabbalah es simple” tiene un gran público alrededor del mundo.
Síguela en: www.vivirkabbalah.com Instagram: @patriciajuradou, Spotify: Kabbalah es simple.
Se formó como conferencista con Ismael Cala en Miami, es ecuatoriana y madre de dos hijos.