¿Sabías que David nunca llamó gigante a Goliat? Todos conocemos esta famosa historia bíblica en la cual un hombre común vence en una pelea a un gigante para luego ser coronado como rey.
Cito esta historia porque, de acuerdo a las enseñanzas milenarias de la kabbalah, nuestra percepción de un hecho o una persona afecta a la realidad material, esto hoy puede comprobarse a través de la física cuántica con el experimento de la doble rendija, aquí les dejo el enlace para que lo puedan ver y comprobar. No crean nada de lo que escribo, compruébenlo. https://youtu.be/SzX-R38dZQw
Nuestra percepción de un hecho condiciona lo que decimos y lo que hacemos y esto a su vez altera la materia, se vuelve un círculo vicioso donde algo pequeño y manejable puede convertirse en una bola de nieve. Pero, ¿porqué es importante esto? Simplemente porque la vida es un todo: es tristeza y alegría, es amor y miedo, es salud y enfermedad, es riqueza y escasez, compañía y soledad; y frente a cada escenario, nosotros a través de lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos, estamos enfrentándonos (creándolo) contra un Goliat o contra un momento complejo del que podemos salir siendo mejores seres humanos que antes.
Lo que vemos de cada situación está directamente relacionado a quién creemos que somos y de qué estamos hechos y esto a su vez está conectado directamente con nuestras fronteras de pensamientos y creencias. Cada vez que pienso en lo que pienso, sí —porque también debemos pensar acerca de lo que pensamos— me doy cuenta de los límites que tenemos y además muchos aman esos límites porque son cómodos. Lo inexplorado siempre será un reto que requiere coraje.
El auto conocimiento, así como investigar nuestro árbol genealógico, puede darnos información poderosa a cerca de estas fronteras que sin duda hacen que muchas veces nos veamos como seres incapaces por sentirnos rodeados de Goliats.
Todos somos una partícula de Luz Divina en estado material. Una vez que comprendemos y aceptamos esa verdad universal podemos sentirnos capaces de expandir esas fronteras y límites mentales, logrando crear evolución constante en nuestra vida, logrando crecer en todos las áreas, logrando vencer al Goliat del odio, al Goliat de la envidia, al Goliat del orgullo, al del miedo, uno por uno vamos derribándolos y de esta manera nos convertimos en reyes y soberanos de nuestra vida en toda la extensión de la palabra.
La próxima vez que creas que te estás enfrentando a un Goliat en tu vida, mira de nuevo, seguro que eres más grande que él.
Patricia Jurado U.
Directora de Fundación Kabbalah Ecuador
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