Pablo Albuja, joven fotógrafo ecuatoriano, nos presenta una breve reseña de su pasión. Los caballos.
Para Pablo, lo más importante, al momento de comunicar, es ser parte de las historias de vida que logra en sus imágenes. Esos momentos que marcan a cada persona gracias a una fotografía.
Caminar y acompañar a los jinetes en sus victorias y derrotas, le ha abierto y formado en esta senda de la vida, volviéndose testigo de como un criador lleva un ejemplar al podio de una feria, lo cual le llena de de una enorme alegría, el percibir el cariño, paciencia, tiempo y la constancia que se debe tener para triunfar en lo que tanto se ama; a su caballo.
Encontró su vocación por la fotografía ecuestre, cuando se dio cuenta del mensaje que podía plasmar para los criadores y jinetes para quienes trabaja apasionadamente.
La majestuosidad del caballo; ser armónico, noble y de impresionante belleza captaron su atención y ha dedicado los recientes años a plasmar esta belleza para criadores y jinetes, quienes ven en el arte de Pablo, un recuerdo invaluable de sus animales adorados.
Pablo comenta: “Pocos pueden entender que un caballo tiene cinco corazones y así como late cada uno en sus andares, logro plasmar su danza de finos movimientos. “
“De los caballos aprendí a leer los sentimientos y las sensaciones y es así como logro una fotografía, con todo el cúmulo de grandes cosas que nos definen en una marcada línea de vida, donde el respeto, la confianza y la verdad absoluta, nos lleva a la paz y prosperidad con el entorno que nos rodea y con nuestra propia manada.”
