Domingo por la tarde en un Quito que se debate entre rayos duros de luz y una tímida llovizna, caminamos las viejas calles y, en unos pocos minutos, un rostro tímido y desconfiado nos permite iniciar un ensayo sobre fotografía humanista y captar a la persona, su dignidad y su espíritu.
Nos dirigimos hacia un barrio emblemático del centro de la ciudad, San Marcos, que como siempre nos tiene reservada una sorpresa: Ana, una hermosa mujer representante de la comunidad indígena de la provincia de Cotopaxi. Una corta y amena charla nos invita a conocer un poco más de ella y captar su esencia.
¡Qué afortunado! Fotografiar retratos de un lente 28mm fijo es siempre un reto muy interesante aunque un poco invasivo.